jueves, 30 de octubre de 2014

De nuevo con las "ADICCIONES SIN SUSTANCIA"

Desde mi visión de psicólogo clínico desde hace varias décadas en una Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil de Toledo, he podido ir comprobando cómo se han ido produciendo grandes cambios respecto al tema de las adicciones. Si antes sólo hablábamos de sustancias toxicas al referirnos de adicciones, cada vez cobra más peso el tema de las adicciones sin sustancia,  asociadas al uso inadecuado de las nuevas tecnologías: videojuegos, teléfonos móviles, ordenadores,... y por último parece que empieza a pegar fuerte el tema de la adicción al juego on line.
Y como siempre acaba enganchando a los más jóvenes....y como casi siempre, por una falta de control parental en la mayoría de los casos que encontramos. Cuanto más jóvenes son, antes y más se enganchan.
En la adolescencia, las tentaciones se acentúan, la sensación de impunidad, la tentación del riesgo, la falsa sensación de que se sabe mucho y se controla todo, la no valoración de las consecuencias de sus actos,...
A todo ésto hay que añadir otro problema, la falta de control sobre éste tipo de juego, de ahí que la regulación del juego on line necesite aún de más exhaustividad.

Este artículo publicado recientemente en el diario El Mundo por Rebeca Yanke, nos puede informar sobre la situación actual y hacer reflexionar al respecto.



Atrapados por el juego 'on line'

* Ya supone el 13,1% de los casos de ludopatía
*  Cada año, en el Hospital de Bellvitge atienden a 450 jóvenes de entre 15 y 19 años


Sólo la pasión amorosa se iguala al azar en lo que adicciones no tóxicas se refiere. Lo contaba el escritor Fedor Dostoievski en una de sus novelas más célebres: El jugador. En ambos escenarios hay necesidad, tensión y un sinfín de elementos psicológicos que condicionan la actividad del individuo. Si por su accesibilidad e inmediatez eran las tragaperras las grandes protagonistas, ahora el peligro viene desde el universo digital. En las madrugadas televisivas, donde antes había pornografía y, luego, artes adivinatorias, ahora hay casinos y póker on line.

Tanto ex jugadores rehabilitados como psiquiatras expertos en el tratamiento de la ludopatía tienen en la actualidad la misma preocupación: el alarmante éxito del juego on line entre los jóvenes. Sitúan el peligro entre aquellos que ahora tienen entre 12 y 15 años. Susana Jiménez es la psiquiatra responsable de la Unidad de Juego Patológico en el Hospital del Bellvitge (Barcelona) y, en estos momentos, su paciente más joven tiene 17 años, lo que considera la «edad media» entre los que demandan ayuda.

'Los jugadores en red se parecen más a los internautas que a los jugadores presenciales'
En un año, llegan a su consulta 450 jóvenes de entre 15 y 19 años. «Ahora mismo, tenemos nueve casos de menores de 19 años, y el inicio de los síntomas aparece en los 16, aproximadamente», explica.

Según las estadísticas de la unidad, «si en 2005 el número de consultas relacionadas con el juego on line era el 0,6% de los casos, en 2012 es del 13, 1%». Además, el periodo de latencia (el tiempo que pasa entre empezar a jugar y tener un problema con el juego) es mucho menor en los jugadores on line. Si en un jugador presencial es de ocho años, en un jugador en red el margen oscila entre uno y dos. Por eso, que desde la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar) incidan en la prevención a edades tan tempranas tiene sentido: el problema se puede desarrollar en muy poco tiempo.

El pasado septiembre, en colaboración con el Plan Nacional de Drogas, presentaron la campaña Nocaigas.com, un proyecto de prevención de conductas adictivas dirigido a adolescentes, porque consideran que es del uso masivo del móvil por parte de los más jóvenes de donde pueden venir los problemas con el juego. Ayer, precisamente, se celebró el Día Sin Juegos de Azar. Para Juan Lamas, uno de los responsables de Fejar, «desde que en 2012 se legalizaron las normativas y se concedieron las licencias, los jugadores on line aumentan exponencialmente; en estos momentos, hay más de millón y medio, y la mayoría son adolescentes que llegan tras el uso incesante del móvil y las redes sociales y por la publicidad agresiva que realizan los operadores de juego en todos los medios de comunicación».

'El uso incesante del móvil, las redes sociales y la publicidad agresiva aumentan los riegos de adicción'
La aparición de personajes famosos e inspiradores para la juventud, como Rafa Nadal, en la promoción del juego on line es otra de las grandes preocupaciones de todos los profesionales relacionados con la prevención y el tratamiento de las ludopatías. Es la primera vez que en el informe anual Percepción social sobre el juego de azar en España (elaborado por la Universidad Carlos III de Madrid, con el patrocinio de la Fundación Codere) se incluye un apartado propio al juego on line.

Dice el informe: «En los datos de 2013 reaparece una idea de ediciones anteriores, que los jugadores on line se parecen más a los internautas que a los jugadores presenciales. Son internautas que juegan, no jugadores que se han desplazado a Internet para jugar, los canales de juego on line y presencial responden a patrones y motivaciones diferentes».

Problemas de adicción

Sobre la posible simultaneidad, Mariano Chóliz, doctor en psicología que forma parte del Consejo Asesor de Juego Responsable de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ), lo explica: «En principio, un joven de 15 años que sea jugador on line podría dar el salto al juego presencial pero, para cuando lo haga, probablemente ya tenga un problema de adicción con el propio juego on line. Es como si comienzas a consumir crack para luego pasarte a la cocaína esnifada, es decir, antes de que pueda cambiar de tipo de juego posiblemente ya tenga un problema de ludopatía».

El año pasado es el primero del que se tienen datos oficiales sobre el juego a través de Internet en España, dado que hasta junio de 2012 la DGOJ (un organismo que depende del Ministerio de Hacienda) no había otorgado las licencias pertinentes a las empresas de juego on line y a algunos concursos de televisión. En aquel momento, solicitaron autorización 59 empresas y consiguieron licencias 53.

La doctora Ángela Ibañez, responsable de la Unidad de Ludopatía (integrada en el departamento de psiquiatría) del Hospital Ramón y Cajal (Madrid), reconoce que «hay cada vez más pacientes de ludopatía on line y que son cada vez más jóvenes». En este momento, el porcentaje de casos en los que está trabajando relacionados con el juego en Internet «es un 20%».

«En los últimos años, ha sido un goteo y, desde que se reguló, un boom. La legalización y la publicidad han hecho que el juego on line parezca atractivo y sin riesgos. En los últimos dos años, llegan muchos jugadores de este tipo, cuando antes eran la excepción. Ahora están a la par los jugadores presenciales y los digitales, e incluso a veces éstos últimos son más. El problema es que los que más buscan tratamiento son los primeros», resume.

Identidad falsa

Ibañez menciona edades: 15, 16, 17 años... Y que, para poder jugar, antes como ahora, en tanto que se trata de menores, los jóvenes han de usurpar una identidad. De ahí que la regulación del juego on line necesite aún de más exhaustividad.

«Los adolescentes han estado jugando utilizando datos falsos, que es algo muy sencillo de hacer en Internet», advierte Chóliz, «esto podría solucionarse si se realizara una regulación del juego como la que hemos propuesto al Ministerio». Chóliz ha presentado tanto en la Dirección General de Ordenación del Juego como en el Congreso de los Diputados «un ambicioso programa de prevención basado en la evidencia científica y en experiencias de otros países que, estoy seguro, reduciría enormemente la aparición de la adicción al juego».

«Se sabe cuáles son los elementos que influyen en el juego patológico, de manera que sólo hace falta voluntad política para llevarlos a cabo», considera. Otro asunto es el de las motivaciones propias del juego en Internet, muy distintas de las que provocan una adicción al juego presencial. En la red «domina el entretenimiento, cierta forma de racionalidad», y los jugadores quieren demostrar habilidad.


Ref. REBECA YANKE Madrid. El Mundo Actualizado: 30/10/2014 

martes, 7 de octubre de 2014

SABER GANAR, SABER PERDER

Todos los años, a la par del inicio del nuevo curso, comienzan las actividades deportivas escolares, las extraescolares, las competiciones inter-centros, los croses,...y es una maravilla ver a montones de chicos y chicas participando con una ilusión desbordada en cada carreta, en cada partido, en cada una de las competiciones en las que participan.

Pero todos los años, también, observo algunos comportamientos que dejan mucho que desear y no precisamente en los chicos, sino en los padres. Padres que en vez de animar vociferan con un "forofismo" exagerado e inadecuado, que gritan o incluso insultan a sus hijos si no lo hacen bien o si pierden, que insultan a niños o niñas de otros equipos, que critican abiertamente o con amenazas a los arbitros de las competiciones (que muchas veces son alumnos más mayores que colaboran ), que llevan a sus hijos presionados a los partidos transmitiendo muchas veces sus frustraciones o deseos megalomaniacos de creer que en su casa vive el Cristiano Ronaldo de turno que les sacará del anonimato en el que viven. 

Es una pena, pero todos los años veo lo mismo. Padres que no transmiten los valores que se pueden inculcar a través del deporte, padres que no tratan de que sus hijos se diviertan a través del deporte, que no respetan nunca al contrario,... tristes padres con baja tolerancia a la frustración y que nunca admitirán sus propios errores o los de sus hijos, alejados del refuerzo positivo y de la enseñanza sana. En el pabellón del colegio hay colgado un decálogo del buen deportista,... seguro que algunos nunca lo han leído. Padres que ni saben ganar, ni saben perder.

Éste artículo que he encontrado del Equipo Pedagógico AGORA, de Navarra, es muy claro y muy explícito sobre los valores que deberían inculcarse a través del deporte como fuente de un desarrollo positivo en nuestros hijos a través de los ejemplos de unos tenistas de sobra conocidos.

SABER PERDER, SABER GANAR

Saber ganar es una expresión de respeto. Ayuda a tolerar la frustración y saber asumir la victoria con humildad

“Después de unos minutos sentado en el banquillo mirando al vacío, Roger Federer tuvo que hacer frente al trámite de recoger el trofeo de subcampeón del Abierto de Australia. Las lágrimas obligaron al suizo a interrumpir su discurso. Detrás de él, Rafael Nadal mostró un respeto sólo comparable al nivel de una final inolvidable…” (Elmundo.com, 1 febrero 2009).
En el artículo anterior de Estar tratábamos como referente educativo la capacidad de trabajo y la tenacidad, la humildad y la constancia de un gran campeón, Rafael Nadal. Tras lo ocurrido en el Open de Australia, donde el joven deportista español se proclamó campeón ante Roger Federer, es obligado insistir en que la grandeza humana de Nadal –no es poca también la de su contrincante- cobra aún más relieve cuando demuestra, como muy pocos, que no sólo sabe cómo se ganan los partidos, sino que sabe ganarlos, ante todo, como un gran caballero, como una admirable persona: respetando y alabando al rival, reconociendo también su grandeza y recordando que la vida sigue y que hay que seguir trabajando para dar lo mejor de uno mismo.
Merece la pena volver sobre el temple moral de Rafa Nadal y sobre su actitud dentro y fuera de las pistas deportivas. Estamos ante un campeón que todos los niños y jóvenes debieran tener como referente educativo, porque él y Federer supieron escribir el 1 de febrero una hermosa página del mejor deporte durante la entrega de trofeos el campeonato.

Es duro, muy duro…
Saber perder, saber ganar

La vida no es un camino de rosas y por tanto los niños tienen que aprender a tolerar la frustración y a sobreponerse de ella. Además, tienen que saber asumir la victoria, y que no se crean más de lo que son

Cuando un niño acaba de perder un partido de fútbol con sus amigos y llega enfadado a casa sus padres le tranquilizan y le dicen: "tranquilo, lo importante es participar". Qué bien suena, pero ¡qué difícil de llevar a la práctica! "Esto me está matando...", murmuró Federer ante los micrófonos de Melbourne Park mientras el público le aplaudía, agradecido por el gran esfuerzo realizado durante todo el torneo y por los años en los que fue él el que se llevaba la copa de campeón. Incapaz de articular palabra, el suizo se retiró unos segundos , se abrazó con un también emocionando Nadal y regresó para hablar antes que el español, ya que no quería tener él "la última palabra", algo que corresponde al vencedor. "Al principio estás disgustado, sorprendido y triste, son muchos sentimientos los que tienes. El problema es que no puedes irte al vestuario y darte una ducha fría. Tienes que salir fuera. Y ése es el peor momento. Es duro, muy duro".
Algo más entero, el suizo mostró su talla de campeón y de persona: "Nadal ha jugado un partido fantástico y le felicito por ello". Federer se despidió mostrando sus respetos al público australiano y prometió regresar la temporada que viene para levantar su cuarto título en Melbourne.
No es fácil saber perder con elegancia, felicitar y agradecer al vencedor el tiempo que nos ha dedicado. El respeto y la alabanza al contrario ponen de relieve un corazón generoso, grande en los momentos grandes y en los amargos.
A menudo nos encontramos niños –y no tan niños- que si sospechan que van a perder ni siquiera empiezan a jugar, otros abandonan a mitad de juego. Otros no admiten que la causa de su derrota sea una equivocación suya, una falta de esfuerzo o que el otro ha sido mejor. Buscan alguna excusa que justifique esa situación o culpan a alguien de lo que ha pasado (es muy habitual oír a los niños "me han suspendido" en vez de "he suspendido") y se pillan un enfado un tanto desproporcionado.
En esta sociedad tan competitiva –y el deporte no es una excepción-, no es raro que todos intenten destacar. Está configurado en nuestras mentes que hay que ser los mejores, y vivimos constantemente comparándonos con otros en diversos ámbitos y áreas de nuestro quehacer. Pero no se puede olvidar la importancia de saber perder y aceptar, que en ocasiones, no siempre todo saldrá bien.

Saber perder, saber ganar
Caballeros en el deporte y en la vida
En parte por la misma razón, es habitual que en el otro extremo nos encontremos niños –y grandes- que ganan y humillan a su adversario, o que van fanfarroneando por ahí con sus éxitos. Ni lo uno ni lo otro. Saber ganar también tiene sus reglas. Igualmente insufrible que un mal perdedor es un vencedor presuntuoso. Lo primero que ha de hacer un vencedor es dirigirse a su adversario deportivo y valorar su juego. Hay que enseñar a los niños que lo importante es participar, prepararse y esforzarse en dar lo mejor de sí mismo.
El 1 de febrero, en las pistas del Open de Australia, pese a que todas la miradas estaban puestas en él, el gran triunfador del día, las primeras palabras de Rafa Nadal fueron de ánimo (e incluso de disculpa) para su rival, Roger Federer: "Sé realmente lo que se siente y lo duro que es," dijo el manacorí, "lo siento por lo de hoy, pero eres un gran campeón, uno de los mejores de la historia y vas a llegar a los 14 y mejorar esa marca", aseguró dirigiéndose al suizo.
"Me encanta jugar contra ti y te deseo lo mejor para el resto de la temporada", añadió Rafa ante las lágrimas de su rival. El español también señaló que son dos jugadores que se conocen a la perfección. "Ya llevamos muchos partidos encima", recordó Nadal, que definió a Federer como "un fenómeno fuera y dentro de la pista".
Ya en un análisis más detallado ante la prensa, el número uno reconoció que las lágrimas de Federer hicieron que él disfrutase "un poco menos de la victoria". "Ver a un gran campeón como Federer cómo expresa sus sentimientos hace grande este deporte y demuestra lo humano que es, sin miedo a llorar. Cuando ves al rival así, a un compañero, disfrutas un poco menos de la victoria", dijo Nadal.
"El estaba destrozado y para mí era complicado, porque tengo una excelente relación con él. Os prometo que le deseo toda la suerte del mundo para que consiga igualar y superar el récord de Sampras porque creo que se lo merece. Es un gran campeón y lo ha demostrado siempre fuera y dentro de la pista. Él ha hecho grande nuestro deporte", reiteró. "Son momentos emocionantes", comentó sobre la entrega de trofeos, y confesó: "Yo, entre la victoria y ver así a Roger, también he estado muy cerca de llorar ".

Educar en la elegancia moral
Este aprendizaje de la elegancia moral no se improvisa; ha de iniciarse desde muy pequeño, cuando el niño empieza a jugar con sus padres. En muchas ocasiones éstos le dejan ganar para que el niño no se frustre y se sienta bien. Esto no está mal, a veces hay que dejarle ganar para que el niño tenga interés en mejorar, pero también hay que dejar que pierda para que no se crea que él todo lo puede, y luego se lleve un chasco con otros que no le van a dejar ganar.
No vale decirle al niño que no pasa nada por perder, que lo importante es participar, y luego cuando el papá ve en la tele que su equipo de fútbol va perdiendo no se cansa de soltar improperios y descalificativos. El niño se siente engañado.
El hecho de que el niño se enfade cuando pierde es una reacción normal. A nadie le gusta perder, y menos a un niño. Ellos lo viven como un fracaso, y como viven en el presente, el futuro les queda muy lejos, y por tanto les cuesta darse cuenta que perder una batalla no significa perder la guerra.
Como padres podemos tener en cuenta una serie de aspectos:
•  Hay que ser consecuentes entre lo que decimos y hacemos. Tenemos que aprender también nosotros a perder y a medir nuestras reacciones. En el día a día hay que reconocer el mérito del que se esfuerza, del que mejora y no solamente del que gana (p. ej. hemos perdido el partido pero los jugadores han luchado muy bien).
•  Cuando el adulto gane o pierda con el niño o con otros, debe mostrarles consideración (p. ej. "He ganado, pero no ha sido fácil, tirabas los balones con mucha fuerza", o "Felicidades, has ganado. Te has portado como un gran jugador").
•  Es normal que tras perder uno se sienta un poco triste y decepcionado, pero no se deben permitir reacciones desproporcionadas (agresiones verbales, físicas o contra el material). Si se producen hay que dejar muy claro al niño que en esas condiciones no puede jugar y se quedará fuera del grupo hasta que se calme.
•  Se gane o se pierda hay que felicitar o solidarizarse con el adversario ("Lo has hecho muy bien", o "lo siento. Ha sido un placer jugar contigo").
•  Tanto los padres como los hijos tienen que aprender a hacer examen de su conducta para saber en qué aspectos tiene que mejorar. Es más fácil criticar al otro que a uno mismo. Cuando el niño esté triste porque ha perdido, ayudadle a analizar el partido y hacedle preguntas sobre qué se podría haber evitado o qué se puede cambiar para la próxima vez, en función de su edad. Para poder hablar de la derrota a veces hay que esperar a que el niño se calme un poco y lo pueda ver con un poco de distancia. En el momento de la frustración es difícil dialogar y ver las cosas. Esto no vale sólo para el deporte, sino también para los fallos de comportamiento que haya podido tener en general.
•  Se le debe enseñar a jugar limpio. Establecidas unas reglas, hay que respetarlas. Si los niños son pequeños no debe haber muchas. Además, éstas no se pueden cambiar cuando a uno le interesa. Conviene acostumbrarse a no protestar ni quejarse, sino a aceptar las decisiones del árbitro, los fallos de los compañeros o los propios, y seguir luchando por la victoria con ilusión y honestidad, aprendiendo de los errores.
Saber perder, saber ganar
A ningún padre le gusta ver sufrir a su hijo, y a todos les gustaría que su hijo fuese el mejor, pero no siempre puede ser. La vida no es un camino de rosas y por tanto los niños tienen que aprender a tolerar la frustración y a sobreponerse de ella. Además, tienen que saber asumir la victoria, y que no se crean más de lo que son.
No debemos dejar de mostrarles esos raros ejemplos de grandeza humana, la que normalmente acompaña a los deportistas generosos, humildes y tenaces, como Rafael Nadal.

Ref: Equipo Pedagógico Ágora. Burlada (Navarra)